La idea de hablar y reconocer alguna sensación emocional derivada de condiciones de depresión, ansiedad, adicciones y salud mental en general, siempre es difícil, pues a pesar de encontrarnos en pleno siglo XXl, existen diversas e irracionales creencias que desafortunadamente ponen en vulnerabilidad a las personas que las padecen. Comúnmente escuchamos frases como que quién está triste es débil, que quien padece ansiedad debería de activarse y listo y que quien padece alguna adicción son personas que no les gusta vivir en esa situación, entre muchas otras.
Sin embargo, estas condiciones de salud mental, se han convertido en un fenómeno cada vez más común, que además tiene un impacto en la salud pública y su desarrollo es derivado de un extenso espectro de factores.
En la actualidad y derivado de la situación de pandemia por covid-19 que hemos atravesado en los últimos años, nos encontramos ante una situación de incertidumbre, estrés, pérdidas, étc. que no sólo han afectado físicamente a las personas a nivel mundial, sino que además hemos sufrido y atravesado cambios emocionales que nos llevan al riesgo de algún trastorno de salud mental, eso sumado a factores como problemas en la dinámica familiar, problemas económicos, algunos rasgos de personalidad e incluso la genética.
Hay que enfatizar que el desarrollo de estos trastornos no tiene que ver con la fortaleza, inteligencia ni mucho menos las ganas de querer estar “bien” de las personas; va más allá de nuestros recursos personales, pues provocan cambios a nivel cerebral que muchas veces no son reversibles y por lo tanto, son consideradas enfermedades crónicas, tal como la diabetes, cáncer, entre otros y que además se sabe, hoy en día, son una de las principales causas de incapacidad a nivel mundial, metafóricamente hablando a la persona que padece una adicción por ejemplo, no se le deja de antojar la sustancia (alcohol, droga, alguna conducta como el juego, por ejemplo), así como para el diabético, el pastel de chocolate siempre será una tentación; es por ello que se debe considerar con amabilidad a toda aquella persona que presente alguna expresión de malestar emocional para poder acompañarla y se busque ayuda profesional.
En resumen, podemos reiterar que los trastornos de salud mental están más presentes de lo que imaginamos en nuestra vida cotidiana o de las personas que nos rodean y lo más importante para poder atenderlos, es reconocerlos con la seriedad que implican, identificando nuestro sentir del día a día, la motivación que tenemos para la planeación y ejecución de nuestras metas, así como comportamientos que posiblemente son de riesgo, tales como el aislamiento, abuso de sustancias, relaciones interpersonales de conflicto, desinterés en el autocuidado, conductas impulsivas, entre otras; esto sumado a la comunicación que se necesita para pedir ayuda y saber que en la mayoría de los casos no es solo cuestión de voluntad, ni se puede solo.