Durante varios años y a través de diferentes modelos explicativos psicológicos se ha intentado definir lo que se ha llamado “personalidad adictiva” sin embargo las categorías diagnosticas basadas en criterios clínicos observables y cuantificables a través de métodos epidemiológicos no validan científicamente la existencia de una “personalidad adictiva”.  A pesar de esto podemos observar algunos rasgos de personalidad que están presentes en la gran mayoría de personas que sufren de un trastorno o comportamiento adictivo. Para entender que es un rasgo primero explicaremos que es la personalidad.

La personalidad se refiere al conjunto de las características psíquicas de una persona que determinan su manera de actuar ante circunstancias particulares, esto engloba; el patrón de comportamientos; actitudes;  pensamientos; sentimientos y repertorio conductual que caracteriza a una persona, el cual fue desarrollado como mecanismo de adaptación ante los requerimientos del ambiente, dicho patrón único tiene persistencia y estabilidad a lo largo de la vida, de tal modo que las manifestaciones de ese patrón en las diferentes situaciones poseen un grado de predictibilidad. A los patrones únicos que engloban a la personalidad se les llama rasgos de personalidad.

En el caso concreto de la “personalidad adictiva” no se ha podido validar como trastorno ya que no se ha observado un patrón observable, estable, cuantificable y pronosticable debido a la variabilidad y multifactorialidad de variables en el fenómeno adictivo, sin embargo, si se han identificado rasgos que tienen mayor probabilidad de incidir en el desarrollo y mantenimiento de un trastorno o comportamiento adictivo, estos son:

Si bien en la literatura más clásica y coloquial del fenómeno adictivo, se ha señalado la presencia de rasgos sociópatas, la mayoría de adictologos coinciden que la aparición de estos rasgos no son constantes, estables y persistentes en la mayoría de personas que sufren de un trastorno o comportamiento adictivo, y que estos comportamientos surgen como parte del cambio neurológico ocasionado por el uso repetitivo de la sustancia. Algunos de estos rasgos constantemente descritos como parte del fenómeno adictivo son; uso de mentiras constantes para ocultar o justiciar el consumo y evitar las consecuencias del mismo,  actos que pueden ocasionar daño en algún tercero;  manipulación de una situación o personas para obtener el mayor beneficio sin importar las consecuencias sufridas de otras personas y la soberbia la cual se refiere a un actitud o creencia de superioridad, menospreciando las ideas y sugerencias hechas por otras personas.

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