Personalidad Adictiva

Durante varios años y a través de diferentes modelos explicativos psicológicos se ha intentado definir lo que se ha llamado “personalidad adictiva” sin embargo las categorías diagnosticas basadas en criterios clínicos observables y cuantificables a través de métodos epidemiológicos no validan científicamente la existencia de una “personalidad adictiva”.  A pesar de esto podemos observar algunos rasgos de personalidad que están presentes en la gran mayoría de personas que sufren de un trastorno o comportamiento adictivo. Para entender que es un rasgo primero explicaremos que es la personalidad.

La personalidad se refiere al conjunto de las características psíquicas de una persona que determinan su manera de actuar ante circunstancias particulares, esto engloba; el patrón de comportamientos; actitudes;  pensamientos; sentimientos y repertorio conductual que caracteriza a una persona, el cual fue desarrollado como mecanismo de adaptación ante los requerimientos del ambiente, dicho patrón único tiene persistencia y estabilidad a lo largo de la vida, de tal modo que las manifestaciones de ese patrón en las diferentes situaciones poseen un grado de predictibilidad. A los patrones únicos que engloban a la personalidad se les llama rasgos de personalidad.

En el caso concreto de la “personalidad adictiva” no se ha podido validar como trastorno ya que no se ha observado un patrón observable, estable, cuantificable y pronosticable debido a la variabilidad y multifactorialidad de variables en el fenómeno adictivo, sin embargo, si se han identificado rasgos que tienen mayor probabilidad de incidir en el desarrollo y mantenimiento de un trastorno o comportamiento adictivo, estos son:

  • Evitación experiencial: en este patrón se evita o escapa de una experiencia aversiva. No se aceptan las sensaciones, emociones o pensamientos negativos, centrando todas las fuerzas en huir de ellos, el comportamiento observado se basa en la evitación del afrontamiento de situaciones complicadas o difíciles que requieran la posibilidad de experimentar emociones negativas intensas.
  • Impulsividad: en este patrón se destaca la búsqueda de recompensa o placer inmediato, la aparición del comportamiento antes que la reflexión, la dificultad para inhibir conductas y anticipar sus posibles consecuencias, y una baja tolerancia al estrés, todo esto limita el autocontrol. En la mayoría de los trastornos por usos de sustancias o comportamientos adictivos, existe un problema de autocontrol e impulsividad originado o agravado por el uso repetitivo y sostenido de la sustancia.
  • Labilidad emocional: en este patrón se observa una tendencia a cambiar rápida y abruptamente en el estado emocional. La labilidad emocional puede expresarse en variaciones de la emoción que se observan en cuestión de horas, pero también se puede observar el cambio después de varios días de manifestar una misma emoción o una secuencia de emociones muy parecidas entre sí. Lo problemático de este rasgo es que el comportamiento se ve afectado por los cambios abruptos en el estado de ánimo y el comportamiento adictivo permite que la persona se distancie de estos cambios drásticos y tener la sensación de control sobre su estado de ánimo.
  • Dependencia emocional: la principal característica en este patrón es la necesidad de que otros asuman la responsabilidad en las principales áreas de la vida, temor a la separación, dificultad para tomar decisiones por sí mismo, dificultad para expresar el desacuerdo con los demás debido al temor a la pérdida de apoyo o aprobación. Las personas con dependencia emocional suelen tener o iniciar relaciones poco sanas y tienen sentimientos excesivos y poco adaptativos de temor en sus relaciones.

Si bien en la literatura más clásica y coloquial del fenómeno adictivo, se ha señalado la presencia de rasgos sociópatas, la mayoría de adictologos coinciden que la aparición de estos rasgos no son constantes, estables y persistentes en la mayoría de personas que sufren de un trastorno o comportamiento adictivo, y que estos comportamientos surgen como parte del cambio neurológico ocasionado por el uso repetitivo de la sustancia. Algunos de estos rasgos constantemente descritos como parte del fenómeno adictivo son; uso de mentiras constantes para ocultar o justiciar el consumo y evitar las consecuencias del mismo,  actos que pueden ocasionar daño en algún tercero;  manipulación de una situación o personas para obtener el mayor beneficio sin importar las consecuencias sufridas de otras personas y la soberbia la cual se refiere a un actitud o creencia de superioridad, menospreciando las ideas y sugerencias hechas por otras personas.

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