La ansiedad es una respuesta emocional ante la percepción de una amenaza inminente, asociada a tensión muscular, vigilancia o preparación hacia el futuro, y comportamiento de evitación hacia dicho peligro. La ansiedad también se refiere a la respuesta subjetiva y emocional provocada por la percepción de un estímulo potencialmente dañino. Desencadenar la respuesta de miedo constituye el proceso nuclear de todos los trastornos de ansiedad (Clark & Beck, 2012).
Por otra parte, el entrenamiento en la atención plena es una práctica milenaria conservada a lo largo de generaciones en el contexto budista, pero también ha sido conceptualizada como una habilidad psicológica, y se lleva a cabo en el ámbito de la clínica. De hecho, se ha integrado a la mayor parte de los modelos psicoterapéuticos actuales (Miró, 2006).
Atención plena es la traducción de la palabra inglesa “Mindfulness”, la cual a su vez viene de la palabra Pali “Sati”, que se puede traducir como “estar atento”, “mantenerse consciente” “conciencia plena”, o “presencia plena”, lo cual se refiere a que el sujeto se concentre en la tarea que está realizando en ese momento, sin que la mente divague sobre el futuro o el pasado, y sin sensación de apego o rechazo, provocando en éste energía, alegría y claridad de mente (Brown & Ryan, 2003).
Algunas características comunes a los trastornos de ansiedad son: la atención selectiva a estímulos potencialmente amenazadores (visión de túnel), el sesgo interpretativo de estos estímulos y un pensamiento orientado hacia el futuro con expectativas de consecuencias negativas. Esta inflexibilidad en la atención puede derivar en la pérdida de la información adicional importante. Por lo anterior, puede ser muy útil ayudarles a las personas ansiosas a expandir y ampliar su percepción, atención y conciencia, de forma que puedan incorporar todos los aspectos de su medio interno y externo sean amenazadores o no. También enseñar a refocalizar la atención plena al momento presente puede ayudar a disipar las consecuencias negativas asociadas al repertorio de pensamientos negativos (Alonso, 2012).
La atención plena nos da una nueva perspectiva sobre algunos procesos mentales, a continuación, se describen:
La primera habilidad que se desarrolla en el paciente es la del testigo u observador silencioso. Observar atentamente y de forma imparcial todos los fenómenos que acontecen en el espectro de la conciencia. Es una presencia consciente que implica la simple práctica de la observación de la mente y su realidad presente, así como enfocarnos en la respiración del cuerpo para producir un estado natural de calma profunda y armonía.
La segunda habilidad es la aceptación. Se hace una distinción entre el dolor, como parte ineludible de la existencia humana, y el sufrimiento, el cual es opcional y el paciente experimenta como resultado de su resistencia al dolor. La aceptación no es una resignación, es oponerse a sobre reaccionar ante el sufrimiento. La aceptación es el antídoto de la resistencia, entre más resistencia mayor sufrimiento. Se enseña al paciente a observar a los fenómenos como eventos mentales, los cuales emergen, se mantienen por un instante y se disuelven en sí mismos, para dejar pasar todas las experiencias agradables, desagradables y neutras.
La tercera habilidad es la defusión cognitiva. La tendencia en los trastornos de ansiedad es identificarse con el miedo y aumentar las sensaciones desagradables. La continua observación de experiencias internas como fenómenos pasajeros que están separados del sentido de “uno mismo” promueve este mecanismo. Al identificarse cada vez menos con los contenidos mentales, el paciente experimenta al “uno mismo” como una consciencia que observa.
La cuarta habilidad es la desliteralización. Los pacientes con trastorno de ansiedad se pueden beneficiar aprendiendo a describir sus experiencias internas simplemente tal y como son “una emoción es solo eso, una emoción”. Aprender que los pensamientos y discursos verbales no son la realidad en sí misma, no hay por qué comportarse conforme a ellos.
Finalmente, la quinta habilidad es la regulación emocional: Los sujetos ansiosos pueden experimentar las emociones como aversivas y ponerse ansiosos cuando ocurren. El término regulación emocional denota la capacidad de modular o controlar la intensidad de la emoción. La atención plena facilita la regulación emocional, puesto que mejora la atención sobre los acontecimientos cognitivos y emocionales tal como aparecen. Ver las emociones negativas como estados que aparecen y después se pasan, cortando el ciclo de malestar, evitación y control emocional.
Las terapias basadas en la atención plena (MBSR y MBCT), han resultado ser favorables para mejorar la salud mental en pacientes con condiciones psiquiátricas depresivas, trastornos de estrés, trastornos alimenticios, y trastornos del uso de sustancias.
Asimismo, las terapias basadas en atención plena también han obtenido resultados positivos en diversas enfermedades crónicas tales como: diabetes, hipertensión, cáncer, artritis, obesidad, así como en problemas del corazón y vasculares .
En conclusión, la literatura científica internacional indica que los tratamientos basados en la atención plena mejoran la salud mental en la regulación emocional y la atención plena, y disminuyen niveles de estrés y sintomatología ansiosa, los beneficios se han observado entre diversos grupos etarios (adultos y de tercera edad). Además, estos tratamientos son alternativas eficaces para intervenir en los trastornos de ansiedad generalizada, de pánico y de ansiedad social.
Escrito realizado por el Dr. En Psic. Carlos Augusto Rodríguez Durán.
Terapeuta en Emotions life center.